Un espectador piensa una carta, la dice en voz alta para que todo el mundo la sepa, incluido tú, pero no importa porque tenías una baraja de color azul por ejemplo, en todo momento a la vista.

Sacas las cartas muy lentamente y hay una única carta que está cara arriba y que por supuesto coincide con la carta pensada por el espectador.

Pero no acaba aquí la cosa, das la vuelta a la carta y es la única con dorso distinto a las demás, en este caso sería la única con dorso rojo.

Un doble efecto demoledor que le da un vueltecita de rosca más, al efecto clásico de la baraja invisible.